La cena miserable

La Cena Miserable

Has-ta-cuán-does-ta-re-mos-es-pe-ran-do-lo-que14s

no-se-nos-de-be...-Y-en-qué-re-co-does-ti-ra-re-mos15s

nues-tra-po-bre-ro-di-lla-pa-ra-siem-pre!-Has-ta-cuán-do15s

la-cruz-que-nos-a-lien-ta-no-de-ten-drá-sus-re-mos.14s

Has-ta-cuán-do-la-Du-da-nos-brin-da-rá-bla-so-nes14s

por-ha-ber-pa-de-ci-do!...7s

Ya-nos-he-mos-sen-ta-do7s

mu-choa-la-me-sa-con-laa-mar-gu-ra-deun-ni-ño14s

quea-me-dia-no-che-llo-ra-deham-bre-des-ve-la-do...13s

Y-cuán-do-nos-ve-re-mos-con-los-de-más-al-bor-de14s

deu-na-ma-ña-nae-ter-na-de-sa-yu-na-dos-to-dos!14s

Has-ta-cuán-does-te-va-lle-de-lá-gri-mas-a-don-de14s

yo-nun-ca-di-je-que-me-tra-je-ran.10s

De-co-dos3s

to-do-ba-ña-doen-llan-to-re-pi-to-ca-biz-ba-jo14s

y-ven-ci-do:-has-ta-cuán-do-la-ce-na-du-ra-rá.15s

Hayal-gui-en-queha-be-bi-do-mu-choy-se-bur-la12s

ya-cer-ca-ya-le-ja-de-no-so-tros-co-mo-ne-gra-cu-cha-ra7s

dea-mar-gae-sen-ciahu-ma-na-la-tum-ba...10s

Y-me-nos-sa-be5s

e-seos-cu-rohas-ta-cuán-do-la-ce-na-du-ra-rá!14s


Análisis: Primera Estrofa.-

 En la primera estrofa, hasta cuándo estaremos esperando lo que no se nos debe (la muerte), en qué recodo estiraremos nuestra pobre rodilla para siempre (la muerte), hasta cuándo vamos a sufrir el cargar esta cruz (la espera de lo que no se nos debe, la muerte). La reiteración de la pregunta desde diferentes ángulos no hace más que ampliar la falta de simetría de la muerte, los sufrimientos que suscita, y el desamparo ante ella. El resultado, la muerte, viene de afuera, está fuera del control y del conocimiento del hablante poético. Quizás ella sea el “tú” tan esperado y tan postpuesto. O quizás ese “tú” sea el “nosotros” en la muerte, para formar así una sucesión temporal de personas gramaticales que se anonada ante la eternidad definitiva de la muerte.

Análisis: Segunda Estrofa.-

La segunda estrofa añade ironía a la estructura de la pregunta retórica. El hablante poético no pregunta “hasta cuándo voy a dudar”, sino hasta cuándo la duda nos distraerá de la certidumbre de la fuga del sentido. Es la duda la que brinda blasones frágiles, falaces, fantasmales, porque, en la anécdota del poema, lo cierto es que “nos hemos sentado mucho a la mesa”, que ciertamente está representada como un valle de lágrimas. Y nuevamente la cita de la anécdota crística: un niño hambriento, desvelado, nos remite otra vez al “tengo hambre, ¿por qué me has abandonado?” El que da de comer su cuerpo, nada tiene qué comer en la noche oscura de su desesperanza.

Análisis: Tercera Estrofa.-

La tercera estrofa expresa el deseo de subsanar esta desigualdad en un desayuno democrático: el amanecer en que “todos” habremos comido. Los próximos dos versos de esta estrofa amplifican la pregunta retórica inicial: lo que no se nos debe es este valle de lágrimas (“a donde yo nunca dije que me trajeran”). El hablante poético mismo, al describir el quebranto de su cuerpo, asume para sí la imagen: él mismo es el valle de lágrimas. La pregunta sería entonces, hasta cuándo yo seré yo, hasta cuándo seré este valle de lágrimas. Al final de esta estrofa se expresa, finalmente, la pregunta-fulcro: “hasta cuándo la cena durará”.

Análisis: Cuarta Estrofa.-

En la última estrofa se introduce un personaje otro, que parece no participar de la comunión perpleja del “nosotros” creada por las preguntas retóricas: “alguien que ha bebido mucho y se burla”. En una especie de juego freudiano de fort da, este personaje acerca y aleja el momento final, representado por la tumba. En este caso, el problema para el hablante poético no es que la tumba se acerque, sino que se aleje, prolongando la cena miserable. Este personaje satánico nos remite a la Duda, la falaz, que confunde, da falsas esperanzas, juega a dotar de sentido a lo que ninguno tiene: precisamente porque no se sabe hasta cuándo la cena durará. El sentido, como culminación de la cena, está perennemente postpuesto, en fuga, porque la cena es interminable, como la pregunta retórica.

La rima es escasa y solo se presenta e ciertos versos




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